SARALAND | NICO SARA

agosto de 2014

Depurado lenguaje simbólico
Pinturas y objetos en las salas del MAC nos muestran que el Neo-pop, no es solo la actualización o versión nueva del Pop-art de los 60, sino que va más allá, debido a las múltiples variables de los medios masivos de comunicación, las imágenes mediatizadas y las maneras de utilizarlas, sus combinaciones, posproducciones y aplicaciones a las obras actuales.  
Nico Sara es el protagonista que ejecuta en sus obras un tratamiento pictórico depurado, desde el lenguaje figurativo de su Neopop, donde representa objetos con intensión de realismo, con apariencia de ser parte del contexto gracias al empleo de imágenes fácilmente reconocibles, teniendo en cuenta sus cualidades formales, combinándolas con recortes y agregados es decir, cualidades abstractas, intrínsecas, que aparecen por hibridación y le imprimen ese carácter a cada imagen.
Sus recursos vinculados también a las técnicas gráficas y publicitarias, son sumatorias de fragmentos netos y absolutos de cada figura en escena. Los colores puros y saturados enfatizan los brillos propios de la manufactura industrial y la producción masiva, convirtiendo a las obras de este artista en verdaderos objetos al límite, al máximo del detallismo, evidenciando una resolución procedimental entendida solo desde un espacio simbólico de purificación acética, que los vuelve surrealistas de tanto conceptualizar el realismo.
Sin crear atmósfera puntualmente, la logra por la limpieza de las formas, por los tratamientos gélidos de sus figuras recortadas en el plano. Tanto que todas parecen ser parte de un universo creado en la volumetría primero, con una corporeidad material auténtica, para ser retratados después con un diáfano preciosismo depurado hasta límites insospechados de gran impacto visual en el plano.
Monumentales animales alados con sus extremidades asentadas sobre el piso de la escena pertenecen al universo Sara, que utiliza los reflejos sobre sus piezas como parte de un mapeo de distorsiones sobre ellos como recurso de simulación. También plantea a sus objetos como protagonistas centrales flotando en el plano y sin interactuación con el fondo, fluctúan entre una gravedad inexistente y una neutralidad espacial absoluta, que le da una apariencia volumétrica de características únicas a cada imagen producida.
En el tratamiento de figura fondo hay un elogio al vacío, una dinámica y una inclusión en la materialidad pulida del bloque de  cada elemento pintado en el hueco, en la ausencia, en el vacío, como si el positivo y el negativo tuvieran la misma fuerza expresiva y casi una mítica existencia desde lo simbólico.
Aquí hay una fuerza que hace que las cosas sean. Con partes ciegas como estrategias visuales, la falta está metaforizada y actúa como dotación de sentido de lo presente. Entre la apariencia y la realidad de cada imagen, una dialéctica transversalizada por el lleno y el vacío, una construcción imposible que atrapa, rodea y se apropia del espacio para valorar  inmediatamente los opuestos.
Definir a Sara como modelador del plano, o escultor de imágenes, parece una contradicción, no es posible catalogar fácilmente su accionar visual, ni siquiera es fácil comprender sus búsquedas que aparentan altamente tecnologizadas pero son en realidad de una impecable factura manual.
En toda la iconografía surreal de este artista hay una constante, sumirse incansablemente en su propio universo de ideas, de intuiciones, de presencias enigmáticas, de irrealidades impuestas en una tridimensión que solo se representa en el plano y que a veces deja que alguna cosa tome corporeidad y se multiplique en el espacio escénico visual.






Lic. Stella Arber
Directora MAC-UNL


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