MANUSCRIPTOS ELGOTAS | EDUARDO ELGOTAS


Territorios simbólicos

Las 78 obras que integran la muestra de Eduardo Elgotas pertenecen al patrimonio del MAC, son producciones de variadas formas dentro del rectángulo, que por momentos se alarga, se acorta, abarca el plano y se extiende en el espacio, quebrando la planimetría desde el objeto, que toma cuerpo en la tridimensión, para dar la variante justa a volúmenes, que continúan con las impresiones sensoriales suntuosas y vibrantes de sus pinturas.
Se pueden observar empastes densos que modelan las superficies, conseguidos especialmente para dar intención de generosidad matérica, rugosidades incitantes, gestualidades activantes de escenas o fortuitas acumulaciones a las que dejará como territorios latentes, para hacer más visible aún una parte de la superficie tratada, así como también, contrastes de texturas, compensaciones cromáticas por oposición, para llegar a tensiones colorísticas que parecen desbaratar con su potencia, los soportes de sostén.
Las imágenes están organizadas de modo tal que la suma de fragmentos dispersos recrea y hace inteligible un singular mundo personal, enmarcado en el cambiante entorno geográfico, transformando su obra en verdaderas crónicas urbanas, donde las imágenes se imponen en una fecunda metamorfosis. De este modo se desencadena el fluir minucioso de la imaginación del artista, que va llenando el espacio visual, dejando su huella y a la vez tomando el pulso de la actualidad. Dichos fragmentos, mezclados, aparecen como imágenes discontinuas que luego se van encadenando en un relato, según una aparente asociación libre. Sin embargo, Eduardo Elgotas no dejaba nada librado al azar y sus obras son resultado de muchos datos e ideas que se van resolviendo en la propia obra, cada punto es el referente de una lógica y analizada unidad.
Los temas que abordaba fluctúan entre la bonanza y el colapso del universo en el que están inmersas sus criaturas, a veces es el agua que las atraviesa, otras veces es el rigor de la ciudad donde vive, y otras, la ingenua quietud de uno de sus animales en descanso.
Nos dejó fuertes cosmogonías donde subyacen antiguas y nuevas verdades, no ha escamoteado ni un punto, ni una línea en sus composiciones porque podría descompensar la verdadera construcción de su cosmos. Lo esencial y lo contingente pasan a coexistir sobre el escenario de acción propuesto, escenario que cambia a medida que las coordenadas nos van abriendo caminos para la interpretación.
El tiempo para el artista fue un elemento pictórico más,  no quedan dudas de que la datación era importante para él,  generando números dentro  de la imagen, que identificaban su ubicación temporal y al tiempo como elemento constitutivo de las obras. Una sucesión de códigos y citas en clave se conciben también como tácticas centrales, en impulsivos recursos estéticos resemantizando elementos, como cuando al  azar pegaba un precio,  un ticket o un código de un artículo en las acabadas superficies, guiños dejados allí para que los descubramos, produciendo de este modo anclajes en territorios de certezas imposibles
Elgotas ha movilizado y ha gestado los más variados recursos de la pintura para hacer visibles, los discontinuos espacios de la realidad y de la imaginación, los sueños, sus deseos y hasta sus recuerdos. Esas agolpadas visiones encuentran en las superficies abarrotadas de sus obras, el lugar propicio para convivir armoniosamente o disponerse al combate.
Hay un profundo rescate de la herencia cultural y una recuperación de la memoria ancestral, sin apelar al folclorismo en su expresión. Sus obras nos remiten a las variables que ha determinado el vanguardismo europeo y que él ha tratado en una comunión de conceptos, demostrando una gran capacidad de estructurar escenas colectivas y contener el universo de su propio territorio en una completa vitalidad.
Todo convive en una descripción que por momentos pone su anclaje en abstracciones informales,  pero por otros deriva en un lirismo poético, o en figuraciones expresionistas hasta  recalar en un mundo abiertamente simbólico, esto último prevalece en la gran mayoría de sus obras, en una amalgama de mundos míticos, donde mezcla lo remoto y el presente, en singulares y hasta herméticas interpretaciones visuales, que aborda también desde el surrealismo intelectual, pasando por el neobarroco americano, hasta un constructivismo tardío. Todas mixturas de vibraciones atemporales y cruces visuales, desde la frondosidad de las capas sobre capas,  para enfrentar las arenas del vacío y materializar sus creaciones.
Deslumbra la avidez con que ha mirado y accionado Elgotas sobre sus obras y ha dejado signos superpuestos,  a la vez de un oleaje de voces que estallan en tensión, metáforas activas en el tiempo, como fuentes inagotables de sugestivas cicatrices a la deriva,  en estas propuestas de visibilidad que desplegó como un territorio simbólico de sus pensamientos. Un verdadero viaje exploratorio sobre el lenguaje visual.



Stella Arber
Directora
Museo de Arte Contemporáneo



MONTAJE









SALAS








































INAUGURACIÓN