MATA
La mata
Junio de 2013
La mata
La mata domina la escena, son conglomerados
y concentraciones múltiples, presentan variadas alternativas, equilibrios
latentes, ritmos aleatorios y hasta composiciones con ordenamientos y
disposiciones que ejercen distintas fuerzas visuales.
Antes de trasladar la mirada de una a
otra, deberemos fijar nuestra óptica en cada una de las obras, para percibir la
totalidad de las fusiones. Cada conjunto cala hondo en el dominio de la imagen,
las mezclas suministran datos, suscitan inquietudes y concatenan visualmente
formas y colores.
Asignar significados será un rasgo
colateral de la atracción de la mirada hacia cada obra, que impactan por sí
mismas en su follaje indisciplinado.
Cada mata es enigmática, tiene grados de
misterio a la vez que induce a alusiones puntuales, aunque su autor nos ponga a
todos a desentrañar de qué se trata. Como agudas veladuras las punzantes agujas
y espinas se acoplan al escenario pictórico dando fuerza, energía y vigor a
algunos tramos de las obras en pronunciadas verticales y a veces perturbando la
escena casi brutalmente.
Esos dinamismos en tensión, con el
colorismo a pleno dan con el gesto caligráfico-sígnico, subordinado a la
composición completa.
Calamante se lanza desde hace tiempo a
la aventura visual abstracta desde un Expresionismo incontrolado que lo instala
en un desborde de matices, tramas y acentos. Sin disimulo su práctica pictórica
incluye estar fuera de modas y tendencias para plantarse en un Informalismo
expresivo de una intensidad reveladora que desde la gestualidad abrupta choca
con los soportes, y deja indudablemente su huella.
La disolución de la forma va de la mano
de desarrollos convergentes, visiones enfocadas y una gran dosis de obstáculos
que determinan caminos desencontrados que conducen a una hábil combinación
visual.
Calamante compone sin proponer ni
proyectar imagen alguna, los recortes expresivos se van enhebrando,
concatenando uno a otro dinamizados en una neta proyección planteada por la
yuxtaposición y la simultaneidad.
En cada obra se producen vaivenes con
claves, y evidencias de significaciones profundas y aparece una lógica
conceptual que se va construyendo a medida que la imagen se apropia del plano
base, o se concentra en los puntos de instalación en el espacio. De cualquier
manera y en cada opción se reconoce la experimentación en el núcleo de su
accionar.
El artista en su inventiva inagotable,
produce intrincados y complejos cúmulos que se alejan de cualquier mímesis, de
relaciones representacionales y atiende sin duda a emociones internas que
emergen inevitablemente.
Las matas son lugares, que albergan
sistemas ocultos, surcados por interminables profundidades donde no faltan las
puntiagudas espinas, cuñas punzantes y hasta metales con filos agudos. Todo
conforma las matas, lo estático, lo suspendido, el enredo, la acumulación. Son
paisajes de lo inevitable que se mezcla a diario en el camino del artista, son
hendiduras en el recorrido, son sin quererlo ni proyectarlo los rasgos propios
de quien deja salir a veces su intensa pulsión, no puede esconderla, y
encuentra su lugar en estas matas.
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