OBJETOS PARA INTERPELAR EL MUNDO
FERNANDA AQUERE, CÈSAR BENZI, JESICA BERTOLINO, CORINA BOLZICO, MAIRA DALLA FONTANA, LAURA HOTHAM, FABIANA IMOLA, ABEL MONASTEROLO, JOSÉ LUIS ROCES, ALEJANDRA TAVOLINI, GUILLERMO VEZZOSI
Noviembre de 2014
EL OBJETO, UNA CONSTRUCCIÓN DEL ARTE
CONTEMPORÁNEO
Desde
que fueron legitimados como obras de arte, aquellos objetos que Marcel Duchamp
seleccionó de su entorno y los postuló en esa categoría, los objetos han tenido
un papel preponderante en el arte contemporáneo y han sido motivo de debate
desde entonces.
Pasadas
unas cuantas décadas y avanzados los interrogantes sobre que condiciones tienen
que ofrecer para ser considerados dentro del mundo del arte, los objetos se han
abierto camino de mano de artistas que se desprenden de significantes y
connotaciones, se divorcian de representaciones, de mímesis y de semejanzas,
para solo tratar con la ambigüedad clasificatoria, sostener el desdibujamiento
de los límites, valorar otros dominios perceptivos y entronizar su expansión
desde prácticas excluidas de las experiencias tradicionales.
Así
es como el objeto, ese novedoso relato visual que se construye a si mismo,
desde nuevos enunciados sin declaraciones previas, se propone desde una nueva
relación interpretativa y por consiguiente aporta una múltiple acción
discursiva sobre sí mismo.
Al
estar en un delicado paréntesis de transición, nos ubica en esa privación de
ser, en ese ser en trámite que lo tiene como tema y motivo, ya que toca los
bordes de la omisión, de la no referencia identitaria y se crea alrededor de él
un nuevo orden que busca su sustancia y su dominio. Dicho de otro modo la caída
de los metarrelatos que codificaban y clasificaban todo lo que el mundo del
arte abarcaba, mas sus novedosas significaciones, los pone en un lugar de
singularidad absoluta con códigos nuevos, manifestaciones propias y hasta por
descubrir.
Por otro
lado hacer obra con lo que linda con las afueras de los registros conocidos,
hace del objeto del arte contemporáneo un artefacto con presencia simbólica
propia, como ente que arrasa con los soportes de filiación sostenidos desde
siempre. Así entramos en algo que caracteriza a este tipo de obras, lo inasible
con identidad primaria por conocer, que pivotea entre ser depositario de nuevos
sentidos y responde con valencias de la
pura invención.
Debemos
crear un relato de esta nueva trayectoria que anima y sitúa a los objetos,
desgarrados de la imaginería en la que reposó durante años el mundo del arte y
a la vez legitimarlos en esa incertidumbre identitaria, donde probablemente cobren
su mayor valor, y desde donde se sostienen con su nueva materialidad.
Los
artistas juegan un papel de creadores absolutos sobre el dominio de los
objetos, sin nada donde apoyarse, sin analogías que resolver, crean, desde la
escurridiza desnaturalización, que es lo mismo que comenzar de cero para lograr
una identidad y una esencia en cada pieza. Son ellos quienes presentan,
exploran y determinan sus obras, atraviesan la evanescencia de existencias
pasadas y franquean nuevos saberes y nuevos procesos, crean referentes y
significaciones desconocidas, traspasan los límites, cruzan las fronteras y
sostienen otros andamiajes.
Fernanda
Aquere, César Benzi, Jesica Bertolino, Corina Bolzico, Maira Dalla Fontana, Laura
Hotham, Fabiana Imola, Abel Monasterolo, José Luis Roces, Alejandra Tavolini,
Guillermo Vezzosi pertenecen a este grupo de artistas de nuestra provincia,
cada uno tiene una manera particular de insertarse en la singular naturaleza de
borde sinuoso que es el objeto.
Con
resonancias propias, cada uno recupera una característica intrínseca de sus
objetos creados, lo indeterminado. De ese modo arrojan al campo de atención
visual obras con estatus estéticos diferentes, con cierta ambigüedad de la que
hablamos que requieren de una especial devolución del espectador, convertido en
clasificador de la indefinición de un lugar certero y pleno desde donde
sustentarlo, en esa no pertenencia de la vaguedad se verá, frente a estas
obras, en la situación de tener que preguntarse de que se trata, de solo contemplador pasará a señalar una
problemática clasificatoria que no se planteaba hasta la irrupción de los
objetos en la escena visual santafesina.
De
este modo al operar como un proceso sensorial primario se encuentra la relación
semántica de lo que podríamos denominar unidad perceptiva como novedad
referente, que a la vez se constituye como construcción con códigos propios,
con sus relaciones instrumentales, con los significados residuales y con los excedentes
visuales fundantes que propone. Así la pretensión de regularla como unidad
perceptiva se pronuncia desde un discurso en latencia, inscripto en teorías
cuyo centro de sentido es la pertinencia y la articulación de su propia
determinación como objeto de arte. Es decir, se procede según los atributos
posibles de codificar atravesados por un sistema de relaciones y de
desciframientos que siempre estará operando desde el desplazamiento de
combinaciones y equivalencias retóricas por las complejas permutaciones
propuestas por los propios objetos.
Este
desplazamiento de la ambigüedad clasificatoria, frente a la presencia de la hibridez
que adopta múltiples formas, diversos soportes, mezclas de medios visuales y de
disciplinas para lograrlas, produce una oscilación enunciativa, una evidente
experiencia desestructurante para definir un relato visual sobre ellas.
Esta
forma de ver, consiste en una nueva manera de decir, en un verdadero descubrir
que la comprensión solo puede ser parcial y aleatoria e irá mutando con el devenir de los aportes futuros.
El
objeto presenta situaciones en donde la percepción naufraga errante en dudas.
Por momentos su compromiso es solo sensorial, por otros puede ser lúdico si la
obra lo propone; o bien serán escurridizas tensiones de una cosmovisión fragmentada. Así se registran como resistencia al cambio
de paradigmas explorados con anterioridad. Dualidad, indefinición, disolución
de la objetividad histórica, desmaterialización de la obra tradicional, son
moneda corriente en las obras actuales y se configuran desde un sistema
dialéctico que entrelaza una variable sustancial de diversos elementos, que
irán conformando la reflexión teórica sobre la práctica artística que se libra
hoy por hoy.
Probablemente
múltiples significantes conforman una obra, varios encuentros semánticos se
alinean alrededor de ella, cantidades de referencias connotales o tal vez nada
que considerar, nada por referenciar, solo un conglomerado de anuncios y
conceptos que abarcar, que crearán una vasta polisemia de soporte para teorizar
sobre la obra. Crear nuevos contenidos que trasciendan la comprensión
existente, dará algunas pautas para un acercamiento certero, deberemos ir
fundando teorías sobre lo que acontece y así construir un nuevo arraigo.
(adaptación del texto El Objeto, una construcción del Arte Contemporáneo de mayo de 2012)
En
todo el espacio museístico del MAC hay una impresión óptica fuerte, potente, que crea complejos disparadores, desde las
formas y los materiales tratados, resina, goma, tela, metal, plástico, vidrio o
papel, todo sirve para poner en jaque al dominio visual y plantear acciones
artísticas alternativas. Podríamos hablar de latencias visuales que se imponen
en cada lugar en que se instalan, generando adhesiones y un amplio arco de
estímulos perceptivos. Los aliados en la mirada reflejarán a su vez otro campo
de sintonías con semánticas polivalentes que se centran en los objetos, como
sujetos de la acción escénica.
Esto
se extiende a la vecina galería AG, espacio donde está expuesta parte de esta muestra,
compartiendo la pertenencia geográfica, fusionando esfuerzos para que la
conexión proporcione espacio suficiente para abarcar estas obras.
Debemos
recorrer los dos lugares para completar la estimulación sensorial que nos
generan los objetos expuestos.
La
arqueología de aportaciones deja actuar fluidamente conceptos-espacios-objetos,
logrando navegar en la permeabilidad de un repertorio que se expande en
traslación directa hacia una auténtica concreción estética del conjunto.
Octubre
2014
Lic. Stella Arber