VERINGLAIS,
TERRITORIO DE JITANJÁFORAS | JOSÉ LUIS ROCES
Agosto de 2015
Señales latentes
Piezas, estructuras, cosas
reunidas, elementos aunados que surgen como revelaciones, que dominan el
espacio aún en su pequeña dimensión y crean presencia absoluta. En una idea de
plenitud concentrada, que permite mantener el foco visual, cargando a cada una de
las obras la sensación de intensidad dadora de vastedad perceptiva.
Todo ello aporta una energía que
se naturaliza por sí sola, sin referentes se destacan en su cruda esencia,
aunque los acabados marquen personales y obsesivos pulimentos, huellas físicas
de un proceso para dar lugar a las nuevas formas, donde se descartan facilismos
e improvisaciones.
Se puede captar una exploración
tanto física como conceptual del artista, llevando así a sus obras, a exaltar
componentes de contrastes, lo fluído y lo orgánico a la par de lo geométrico,
activando dispares sentidos para abarcarlo todo, en una gran comprensión de la
materia que usa, en un juego de abalorios y materiales con cierta precariedad
visual que se encuentran aquí elevados, destacados y potenciados. Un carácter
lúdico a la vez que racional es también otro contraste observable sin relato
narrativo posible.
Aparece de este modo el
acontecimiento, el espacio de lo inusual, la materia infinitamente renovable, que
a condición de lo no conocido, surge sin conflictos, llenas de tensiones
visuales se autodefinen, se autoproclaman. Estas estructuras vacías de reflejos
y significaciones, sólo dejan entrever alguna que otra señal, que se avista
para asimilar lo desconocido, que tratamos de emparentarlo con alguna
experiencia o referente que rumorea por ahí como un efímero evento que se
evapora ante lo nuevo.
Al artista no se le dificulta actuar
desde lo inicial, desde la pura materia amorfa y crear, dar entidad, abrirse
paso a través de una nueva percepción y tornarlas cosas reales, objetos
encarnados con presencia propia, que producen de repente y ante su visualidad, una
derivación intencionada, un certero flechazo a nuestros sentidos, una fuerte
irrupción visual creadora de intensas sensaciones de gran impacto ante el
descubrimiento.
Estas piezas son entidades
constructivas que pueden relacionarse con una u otra cosa, como un desafío con
posibilidades múltiples, derivan en arraigos fortuitos que hacen referencia a
elementos conocidos pero que no representan a ninguno.
La recepción de estas formas,
produce una fuerte percepción de estímulos cuyo caudal se recarga para abrir
paso a la consumación de la novedad. Objetos que se desvían hacia otra cosa,
que nunca quieren estar establecidos ni demorados en una sola y que contienen las
formas que presagian.
El espacio del museo que contiene
este corpus de obras adquiere una forma especial en este caso, no sólo alberga,
presenta, si no que se inscribe como una estructura latente de donde se
desprenden los soportes, como un paso consciente, como un tránsito de donde
surgen y se sostienen las piezas como despedidas por el propio espacio.
Asomarnos al orden nuevo
propuesto por Roces y poder captar sus revelaciones, nos detendrá frente a cada
pieza, que sin duda, solas o en el conjunto propuesto, generan una estética
lindante con los tan preciados objetos de deseo.
Stella Arber
Directora del MAC
MONTAJE