SUPERFICIE EN UN HORIZONTE DE SUCESOS | CÉSAR NÚÑEZ
Noviembre de 2015
Terreno de exploración
En todo el museo subyace un nuevo
terreno de exploración a partir de los dibujos y el emplazamiento-instalación
de las obras de César Núñez. Enseguida
detectamos que en este lugar se comprometen cosas distintas. El vacío, se ha instalado
aquí como una tierra de nadie, encarna sus propias leyes, se trastoca la
perspectiva lineal y se transforma en una presencia.
Este vacío activa atmósferas visuales
de recorrido por sustratos, que enlazan el mundo visible del no visible en un
mismo espacio.
Así las depresiones del suelo,
las cadenas de riscos, los profundos agujeros que se generan en el terreno, no
son percibidos como elementos parciales, encarnan una fuerte dinámica
territorial.
Se dinamiza este vacío y permite
deslizarse y explorar mentalmente todo su recorrido, regulando el ritmo que la
naturaleza misma de la obra propone. A la vez que nos implica, revitaliza el
espacio construido, actúa como regulador de las idas y venidas y anima a cada
espacio creado, con alientos vitales que hacen a la plenitud del espacio.
Simultáneo al trayecto aparece el
misterio de lo desconocido, y un elemento totalizador y constitutivo de los
espacios creados, el tiempo, que se consuma en los recorridos. Acercamientos
puntuales nos declaran alejamientos eternos, para luego producir el regreso de
esa ida interminable, así es como se potencia el tiempo en esos sucesos encadenados.
El blanco totalizador, donde
inmediatamente vislumbramos que hay ausencia de tinte, da cabida por
contrapartida al negro abismal, corroborando una oscuridad densa que le da
rebote uniforme al blanco, a la luz, que si bien lo abarca todo, es incapaz de
reducir la espesura interna de la tiniebla.
Flota palpitante el espacio y
produce emanaciones desde el iluminado blanco, claridad constitutiva de la
espesura del silencio de estos lugares, allí hay una calma inquietante que
precede a la oscuridad profunda.
Es evidente que estamos en otro
universo.
Aparece algo como reflejo de
estas obras, la sensación de estar suspendidos en un conjunto de relaciones
designadas por los elementos que integran el microcosmos creado. Flujos en
mutación que concentran e intentan ser un lugar en un espacio irreal de ilusión donde la constante son las
variables, aunque tengan una gran sincronía y un funcionamiento articulado y
preciso de todas las jerarquías constitutivas.
Podemos ingresar en una
trayectoria que se anima a pesar de la caravana de obstáculos que definen la
estructura del espacio. Un recorrido en simultaneidad de explicables cambios de
intensidad que llevan por la diversidad de pliegues, las trampas del suelo
adverso para caminar y el susurro de que estamos en otro mundo.
Son prueba de ello la nave
incrustada en la pared, que traspasa el muro. Recayó aquí para quedarse, no
sabemos si hay o no vida dentro de ella, tampoco sabemos si nos hemos perdido
de algo que ocurrió, si de ella bajó alguien o si está todavía allí,
observándolo todo.
Podemos intentar, eso sí, hacer
el recorrido que activa Núñez, traspasar las barreras de lo desconocido, jugar
al juego de esta cosmogonía que nos propone e internarnos en su más pura
fantasía.
Stella Arber
Directora MAC UNL
MONTAJE
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INAUGURACIÓN