Junio de 2016
En
las salas del MAC los artistas Chiachio y Giannone ocupan todo el espacio con
sus grandes telas bordadas, donde se despliegan el oficio, la perseverancia,
las horas evidentes de trabajo, las ideas y sobre todo la irreverencia de
trabajar con materiales que hasta hace un tiempo eran impensados para las artes
visuales.
Lo
vienen haciendo desde hace unos cuantos años y canalizan todo su imaginario
sobre telas a veces usadas o encontradas en compraventas o regaladas por
personas que desean un destino más interesante para ellas.
Sin
fronteras estructuradas desde lo conceptual y menos desde lo experimental,
estos artistas rescatan del olvido las técnicas más tradicionales del bordado y
aplican novedosas configuraciones, dando a este arte considerado menor, una
jerarquía estética con inusitadas innovaciones.
Apasionados
hasta la médula por lo que hacen, también revelan un cúmulo de asociaciones,
casi como en un automatismo psíquico puro, donde resplandece por sobre todo el
funcionamiento real de sus pensamientos y así describen situaciones, se
expresan, cuentan con imágenes, volcando en ellas el puro esencialismo de sus
conciencias.
Claro
está que lo hacen todo de a dos, nadie sabe quién borda qué, polarizan por
duplicado sus ideas, llegan a acuerdos mutuos partiendo de la ambivalencia de
las dos voces y terminan volcando en sus telas, a cuatro manos, la nobleza de
lo compartido. En ese deslindar se produce la eficacia de un cosmos estable que
se traduce en sus obras. Aparentemente hay una disolución de la identidad
personal, pero esto no es así. La identidad se apuntala y profundiza en espejo.
Uno es el otro y el otro es uno.
Leo
Chiachio y Daniel Giannone generan una narrativa propia en la que siempre
tienen el papel protagónico, cualquiera sea el escenario, ellos dos, bien
identificables, son el centro de la escena, aparecen como personajes de una
antigua estirpe oriental, como líderes religiosos, como héroes míticos, o bien
como coyas de nuestro norte argentino, o desnudos en una selva profunda del
Amazonas.
Tal
vez la función de esa imagen de los dos presenciando la escena que componen,
los transforma en guardianes protectores del sagrado y poderoso recinto que han
logrado: ese lugar que ocupan hoy en las artes visuales y la fuerte identidad
que han alcanzado como dúo.
Sus
rostros son sus escudos de defensa, son su firma. Aparecen siempre flanqueados
en todos los escenarios visuales, por su perro Piolín, que ocupa tanto espacio
en sus obras como en sus vidas.
Hay
una expansión que cubre un original e inédito aspecto de soportes y materiales
que utilizan y que sepulta cualquier duda respecto de esta manera de producir
arte contemporáneo. Los ekekos de porcelana, son un ejemplo de ello, ataviados
con un traje a la medida de sus cuerpos y con sofisticados estampes nos abren
sus brazos, nos sonríen, se repiten y marcan presencia en las salas, desde la
pulida porcelana con que fueron
realizados, contrarrestando a esa tan conocida figura que pide a gritos
abundancia, en la más absoluta pobreza de los escaparates humildes.
Nada
les impide decorar, agregar talismanes protectores, atreverse al brillo, al
metal, a aplicaciones de cristales, que resultan en apiñados conglomerados de
estructura orgánica, unidades agrupadas para luego generar unidades mayores que
encajan como piezas de un gran engranaje, en el despliegue del espacio. En la
sobreimpresión de tramados y en la profusión de elementos agregados, colores,
materiales y formas se produce una opulencia desbordante y celebratoria.
Las telas van mutando, se van generando como un
pavimento regular, con accidentes que generan a su vez otras imágenes, se
producen dinámicas simultáneas, movimientos sincronizados en la ejecución de la
tarea y se construye una rutina de trabajo para asegurar la ejecución de las labores
más complejas.
Todo
el tiempo dan paso a otras experiencias y materializan novedades en sus obras,
nuevos conceptos, nuevas formas y estructuras dan lugar a la exuberancia, a la vitalidad
como vemos en las esferas expandidas en el lugar.
La
interacción abundancia-exceso se produce a diario en ellos, regularmente se
atiende al proceso que justifica las actividades rítmicas que inundan el taller
de los artistas. Hay evidencia de ese ritmo orgánico, ellos bordan como respiran,
coordinan los impulsos básicos de su dupla, casi como un mecanismo reflejo,
aunque los conceptos, las ideas son tan fuertes como lo manual con sus
tecnicismos textiles.
Las
jerarquías no importan, están ajustadas sin alteraciones, hay una adquisición
de conciencia perceptiva aprendida desde el lugar de los afectos, son libres
para amar, para pensar, y también para diseñar y elaborar sus telas y mostrar
lo que hacen.
Pespuntes,
trenzados, entramados, cosidos y bordados son técnicas que muestran una gran maestría,
conseguida en la energía y en la pasión del trabajo que se dirige al producto
final. Se nota un ritmo viviente, una construcción planeada, medida y
cristalizada de un extremo a otro de estas obras, también podemos ver el placer
de crear y explorar órdenes estéticos complejos y a la vez manufacturas simples
que alcanzan exquisitos logros. Cabría
afirmar que el disfrute de la producción, es el germen y la finalidad de las
creaciones de Chiachio y Giannone.
Atravesados
por un “Pop romántico”, y un “Kitch barroco” lo simbólico juega un papel
intenso en estas obras, que fluctúan entre lo real y lo imaginario y que se ofrecen
a los sentidos casi como un exhibicionismo sin prejuicios, que aluden a sus
vidas y a sus sueños. Todo esto merodea sin cesar, tratando de expresar
visualmente gestos y actitudes que no podrían manifestar de otro modo. La
realidad concreta, parece retroceder en la misma proporción que avanza su
accionar simbólico sobre todo lo que representan. Así aparece una realidad
ideal, un mundo sensible, un potente imaginario que lo transforma todo.
Chiachio
y Giannone apelan a los materiales y elementos más mundanos y conocidos, que se
trasladan de generación en generación, y se sirven de ellos para lograr lo
trascendente: una fórmula emotiva que exorciza los conflictos, una constante expresiva
que se torna memorable en sus manos, un nuevo lenguaje surgido de las ideas, y
en su léxico, nos informan del valor y el sentido de la vida.
Stella Arber
Directora
MAC-UNL
Casa-taller de los artistas. Buenos Aires, Marzo 2016
Inauguración muestra en Galería Pasaje 17, Buenos Aires, Mayo 2016.
MUESTRA MAC
MONTAJE
Inauguración muestra en Galería Pasaje 17, Buenos Aires, Mayo 2016.
MUESTRA MAC
MONTAJE
SALA 1
SALA 2