Lo otro.
15 de Junio
Serigrafías | Fotografías intervenidas | Pinturas.
15 de Junio
Serigrafías, fotografías intervenidas
y pinturas, son las variables con que Sergio Fasola nos sorprende en su muestra
Lo otro, haciendo alusión justamente
a esto, que es lo no conocido del artista y que desde su mirada aparece como lo
nuevo que ahora está produciendo.
En todos los casos hay una
determinación de las composiciones, dadas por una concreción pictórica, que aparece con mayor o menor contundencia
dependiendo de la técnica que está en juego, en las serigrafías es menor,
avanza con una fuerte dinámica en las fotografías intervenidas y domina la
escena en las obras de carácter abstracto. Es allí donde Fasola desmaterializa
lo icónico, deja de lado todo recurso narrativo para dar cuenta de una
intensidad pictórica que hasta ahora no habíamos visto en él.
Podríamos decir que a medida que se
avanza en el recorrido de esta muestra nos vamos alejando de referentes
directos, de significaciones, de semejanzas para ir adhiriendo poco a poco a un
discurso visual vinculado a ciertos encubrimientos, para convertir en otra cosa,
su acostumbrada carga de connotaciones.
Aparece otra naturaleza en expansión
con nuevas alternativas, donde se ejerce un caudal de conexiones que acapara la
mirada de quienes recorren las salas.
Subyacen artilugios conocidos desde lo
fotográfico, pero explorados desde otros lugares, con diferentes fundamentos
visuales. Se ejerce sobre ellos otro tipo de control para conseguirlos y se
plantean novedades discursivas atravesadas por una atmósfera distinta, donde ya
no se da lo surreal, tampoco lo estrictamente barroco de su producción
anterior, nos remite aquí al montaje, a la escena creada desde una visión
acabada de las formas, para luego taparlas, generarles superposiciones,
adjudicarles distracciones, sepultarlas y así arrancarles su riqueza
primigenia.
Avanza sobre sus imágenes como
determinando una culminación de su propia historia visual, casi como si fuera
inevitable este proceso de desconexión con ellas. Hoy debe depredarlas para
plantear otro surgimiento, otros dominios perceptivos, otras fuerzas
expresivas, y nuevas jerarquías para sus obras, abre así otras potencialidades
y deja en claro sus diversos dispositivos para modelar sus imágenes.
De este modo, en un proceso
representacional de desdoblamiento de identidad de la imaginería típica del
artista, hay ese fundirse entre el antes y el después, el ahora también trae
una categoría extrema en Fasola, que se
instala en un anclaje abstracto de formas simples, con un predominio de
arrastres de color, fundidos en el blanco, sustituyendo de cuajo su
atrevimiento colorístico. De este modo el artista ha activado un campo estético
inédito, ha incursionado en una diferente autorreferencialidad y así ha
superado su propia identidad, haciéndonos conocer estas otras equivalencias
simultáneas que no había mostrado todavía.
Cuando su obra estaba poblada de
aspectos distintivos y de seguridades sostenidas por la satisfacción del
reconocimiento, Fasola decide dar un salto al vacío, correr riesgos, intentar
fuera de su orden establecido y complaciente. La urgencia pretenciosa de sus
inquietudes, pone al descubierto su personalidad y su dinámica inspiración.
Seguramente sus configuraciones
pasadas y presentes convivirán, se influenciarán entre si, y el artista
transitará por donde sus deseos lo lleven, por donde lo impulsan sus instintos con
independencia, con libertad creativa, revelando su espontánea subjetividad,
asimilando sus extremos, replanteando sus alcances, estimulado por ese otro yo que valientemente hoy nos
expone.
Visita Curatorial
Salas del MAC
Vernissage
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