EDUARDO ELGOTAS

CRONICAS URBANAS
Abril 2007

Una metamorfosis plena
Las obras que integran la muestra de Eduardo Elgotas son de pequeño y mediano formato, con variadas formas, dentro del rectángulo, que por momentos se alarga, se acorta, abarca el plano y se extiende en el espacio, quebrando la planimetría desde el objeto, que toma cuerpo para dar la variante justa.

Colores muy elaborados, empastes que modelan la superficie conseguidos especialmente para dar intención de generosidad matérica; usa cálidos, luego aplica fríos y así va dando con la totalidad cromática de la paleta pictórica que siempre incluye al blanco; con elaboradas pinceladas va resolviendo formas y figuras, sobreeleva el plano con algún elemento puntual o una textura cambiante al tacto, imprimiendo la cuota de contraste necesaria para la elaboración de sus obras.

Las imágenes están organizadas de modo tal que la suma de fragmentos dispersos recrea y hace inteligible un singular mundo personal, enmarcado en el cambiante entorno geográfico urbano-humano que las imágenes imponen en una metamorfosis plena. De este modo se desencadena el fluir minucioso de la imaginación del artista, que va llenando el espacio visual, dejando su huella y a la vez tomando el pulso de la actualidad con estas “Crónicas Urbanas”.

Dichos fragmentos, mezclados, aparecen como imágenes discontinuas que se van encadenando en el relato de la propia imagen, según una aparente asociación libre. Sin embargo, Eduardo Elgotas no deja nada librado al azar y sus obras son resultado de muchos datos e ideas que se van resolviendo en la propia obra, cada punto es el referente de una lógica y analizada unidad.

Los temas que aborda fluctúan entre la bonanza y el colapso del universo en el que están inmersas sus criaturas, a veces es el agua que las atraviesa, otras veces es el rigor de la ciudad donde viven lo que prima, y otras, la ingenua quietud de uno de sus animales en descanso.

Tras una primera apariencia, se dejan entrever algunos de los enigmas más conflictivos y difíciles de resolver del hombre de hoy, y el artista trata de brindar su panorama de respuestas e indagaciones, cuestionando desde la complejidad visual.

Quienes hemos tenido la oportunidad de conocer la obra de Elgotas desde sus inicios, sabemos que hay en ella una especie de hilo conductor en el que su experiencia plástica encuentra su soporte y su continuidad, siempre trata de establecer un orden y de mostrar el riesgo permanente en el que están sometidos e implicados los individuos sujetos a dicha estructura.

Hay un profundo rescate de la herencia cultural y una recuperación de la memoria ancestral del mundo americano, sin apelar al folclorismo en su expresión. Su pertenencia, su verdadera esencia de sujeto vinculado al contexto, depositario de la problemática territorial, remite a las variables que ha determinado el vanguardismo europeo y las trata en una comunión de conceptos, demostrando una fuerte formación pictórica, un notable purismo técnico y una solvencia artística extraordinaria.

Elgotas nos trae fuertes cosmogonías donde subyacen antiguas y nuevas verdades, no escamotea ni un punto, ni una línea en sus composiciones porque podría descompensar la verdadera construcción de su cosmos. Lo esencial y lo contingente pasan a coexistir sobre el frágil escenario de acción propuesto, escenario que cambia a medida que las coordenadas van abriendo caminos para la interpretación.

Eduardo Elgotas tiene la gran capacidad de estructurar escenas colectivas en pequeñas dimensiones y contener el universo del territorio urbano en su completa vitalidad, donde deja actuar a la fuerza de cada uno de los personajes que aparecen en escena, ya sean animales o humanos, todos conviven en una descripción que permite el lirismo poético del expresionismo, el surrealismo intelectual y el barroquismo del informalismo gráfico-pictórico. Este artista no renuncia a nada, toma todo, demostrando que entre buena factura, dominio de la materia, intenciones y contenido, está su verdadera apuesta. Una apuesta fuertemente expresiva en este conjunto de obras de su última factura.

La obra de Eduardo Elgotas es un testimonio tan contundente como digno, es así desde siempre, toda su trayectoria artística tiene estas características, es un creador que se mueve en su propio dominio y que ha sabido generar un producto artístico genuino, un verdadero viaje exploratorio sobre el lenguaje pictórico. Ha sustentado su obra sobre un orden propio establecido, ha sido capaz de controlar cualquier deslizamiento de los sentidos y volver sobre sus propios pasos a marcar nuevamente su orden. Eduardo Elgotas ha producido anclajes en territorios de certezas imposibles.

Curaduría 









  

                                      

Vernissage




















 





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