Mayo, 2008
La acción constructiva del discurso
El videoarte es un movimiento artístico surgido en Estados Unidos y en Europa simultáneamente, tuvo su período de apogeo en los años 60 y 70 y mantiene su vigencia hasta la actualidad. Surgió paralelamente a los medios de comunicación masivos y pretendía explorar las aplicaciones alternativas y artísticas de dichos medios, pueden ser tecnologías electrónicas analógicas o digitales, con las implicancias del audio y de la imagen con intensión de obra de arte.
El videoarte se presenta como alternativa a la producción tradicional de filmaciones cinematográficas, se trata de propuestas utilizadas por artistas que rompen con los parámetros comerciales conocidos de producción audiovisual, enfocados puntualmente en el aspecto artístico del propio desarrollo de trabajo, como del producto final.El proceso de ejecución en videoarte se sustenta en el formato y en la posibilidad de establecer una dinámica, tanto óptica como conceptual, a través de la narración fotográfica-fílmica y se transforma, a través de la materialización de la imagen en pantalla, en un relato audiovisual.
Este modo de hacer arte, ofrece variadas posibilidades, en el caso de “Babel” instalación sonora-visual realizada por Raúl Cottone, donde se podrán ver varias pantallas en todo el ámbito del museo, en las que aparecen personas conocidas de nuestro medio y de otras partes del mundo que hablan, relatan, hacen su discurso. Está planteada desde grabaciones de acción previa, incluye el exhaustivo trabajo del artista, con su intervención directa sobre las programadas performances pregrabadas, en el momento en que se produce la actuación, conciente de la función lúdica del habla, realiza una apropiación del relato, en algunos casos con consigna para la producción del mismo, que el hablante hace suya, con total libertad en el momento de resolver la operación constructiva de su discurso.
Al verlo luego en pantalla, se produce la recuperación de la exposición verbal con una dinámica en tiempo real, que nos define a su vez un recorrido, entendido como período de acción y así surge la idea del espacio (recorrido) del tiempo (período).
Los monitores reconstruyen una y otra vez, el momento en que las imágenes fueron tomadas, en que las escenas se produjeron, y los registros fueron actuados, luego, todos a la vez, juntos en la otra escena, la escena de la instalación museística, toda realidad individual se desvanece y solo hay espacio para la epifanía mediática del conjunto.
Hay ahora una referencia de grupo colectivo que aglutina y a la vez, focalizaciones individuales que atraen enmarcadas por la pantalla, donde irán apareciendo las partes de la estructura estratégica de la comunicación visual y se logra un recorrido con mirada direccionada ineludible a partir del recurso dominante, reproducido incansablemente en la resolución de esta obra.
Raúl Cottone sabe transmitir lo que pretende de este video-instalación, el conjunto refleja confusión, barullo, desorden, la barahúnda de Babel. Los vínculos están cortados, cada uno habla su propio idioma, no hay intercambio entre ellos, no se produce conexión alguna, menos aún entendimiento o relación. Este es el argumento que da validación a la obra, esta es la perspectiva metafórica que nos plantea el artista para reconocer que nunca hemos recuperado la imposible tarea de comunicarnos profundamente, enfrascados en nuestro propio universo, desembocamos en parcializaciones permanentes, actuamos en instancias privadas, cerradas, es decir, testimoniamos sobre nosotros mismos.
Raúl Cottone produce un desdoblamiento múltiple entre apariencia y sentido, entre realidad y representación y también entre alegoría y creencia. Simultáneamente produce el juego visual de estructuras innovadoras y de prácticas desarrolladas dentro de la gran estrategia tecnológica que se va determinando a una velocidad sin precedentes y muestra una vez más su pasión en este desafío que llamó “BABEL”
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